No es lo mismo de antes.
No sé quien eres,
no sé quién soy.
Mi mente se aferra
a un clavo que no cesa
de arder.
Es adictivo,
peor que cualquier droga.
Te mata lentamente,
pero con dulzura.
Quizás escogí mal.
Quizás estaba predestinada.
No quedan motivos
para lamentarse.
Ya no tengo nada.
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