18 marzo, 2009

Soledad


¡Qué fácil y ridículo parece todo
cuando nadie quiere mirarte,
cuando todos suspiran por su vida
y te dejan de lado en aquel rincón
donde antaño buscabas un susurro
que te dejara volar libremente
atravesando el mar,
acariciando las olas
y respirando la brisa
que con tanta desesperación anhelabas!

Qué ganas de soñar lo insoñable.
Qué ganas de huir de la verdad,
de cerrar los ojos... y desaparecer
para siempre,
como una vela que se apaga
lentamente, pero sin pausa,
hasta llegar a la nada,
hasta llegar al vacío.