08 marzo, 2011

Ya no sé nada.


Me duele el alma
con sólo fijar mi mirada
en la tuya
desesperada, asustada,
cansada de esperar
una puerta que nunca
se abre, o que no quieren
ni por un segundo, abrir.

No puedo más.

Desearía poder ayudarte,
mas no sé cómo.
A veces un abrazo 
no es suficiente.
 
La espera se hace eterna,
y el dolor no cesa.

Las lágrimas sólo desean
deslizarse por el rostro
una tras otra sin detenerse.
 
Siento que tarde o temprano
esta bomba va a estallar
y ni siquiera sé cómo debo actuar.

Gritando en susurros
te pido que me des la solución. 

Ayúdame a ayudarte.