07 abril, 2008

Caminos no encontrados.


En estos momentos me gustaría gritarme, a mí misma, lo mucho que necesito algo que me motive, que me ayude a salir adelante, que me haga sentirme, cuanto menos, estable entre tanto alboroto, entre tanto problema, entre tanta tempestad.

Dicen que, en teoría, ahora tendría que calmarse todo. Las aguas volver a lugar de origen, o a otro distinto, con tranquilidad, con calma..., pero con la seguridad de acertar. Y de que, en el supuesto caso de que no fuera bien, levantarse y seguir.

Qué más quisiera yo de poder ser así. Dicen que soy fuerte, pero no saben que, detrás de esa máscara (aunque sea sincera), yace una mente indecisa, sensible, insegura. Una mente solitaria que está desesperada por conseguir encontrar el camino. Su camino.

Me gustaría... Me gustaría hacer tantas cosas..., me gustaría que todo, o casi todo, fuese distinto a como lo es ahora. Me gustaría que mi vida floreciera, así como los árboles y las demás plantas en primavera. Espectáculo hermoso, lleno de color. Salida encontrada: vida estable.

Mas, ¿cuánto durará esta historia? ¿Hasta cuándo he de seguir soportando tempestades? ¿Hasta cuándo he de seguir así? Por más que lo intente, por más que luche, por más que consigo caminar, siempre se abre la puerta del dolor y la tristeza.

¡Marchaos y no volváis! Dejadme que los sueños regresen a mi vida. Dejadme que haga realidad el futuro que tanto ansío. Dejadme vivir.