05 octubre, 2008

Desesperación.


Hace mucho tiempo,
en un lugar alejado de la muerte,
en plena juventud, en plena niñez,
yacía un centro, que decían ‘de educación’.

Había muchos niños,
Unos cuantos árboles, un recreo
donde los amigos charlaban,
y pasaban el tiempo.

Allí había una niña
que siempre estaba sola.
La llamaban ‘rara’, ‘tonta’,
y muchas otras cosas más.

A solas, en su casa, lloraba,
pero día tras día tenía que volver
a su infierno particular.

Todos se burlaban de ella,
la cual sólo tenía una amiga,
una compañera que siempre la seguía.
La llamaba soledad.

Ella no la ofendía,
mas la alejaba de la sociedad,
de la mínima oportunidad
de ser como esos niños
que jugaban en el parque.

Anochecía, y aquella niña,
ingenua, se preguntaba por qué.

Por qué la trataban así,
por qué le tiraban bolas de papel,
por qué la insultaban,
por qué la hacían sentir tan mal…

Creció, escuchando el ruido que hacían
los puñales que se clavaban en su corazón.

Volviéndose cada vez más insegura,
miraba a su alrededor, con miedo en sus ojos,
esperando la próxima patada en su alma,
ya dolorida.

No podía mirarse al espejo;
cada vez que lo hacía, veía un monstruo.

Anhelaba una palabra de aliento,
la buscaba, la ansiaba,… pero nunca llegaba.

A golpes maduró.
A día de hoy, con 20 años a sus espaldas,
echa la vista atrás,
y se pregunta, estúpidamente,
por qué no pudo ser feliz.
por qué no le dejaron vivir,
por qué la miraban con desprecio,
por qué tuvo que derramar lágrimas,
por qué hoy tiene que escribir este poema.

Intenta olvidar, claro que lo intenta,
pero está tan arraigado en su mente,
que por más que lo desea,
no lo consigue,
como no consiguió desprenderse
de su amiga soledad.

09 septiembre, 2008

Herida.


Quería terminar eso sola.
¿Tan difícil es de comprender?
¿Por qué te complicas tanto?
¿Por qué no me escuchas?
¿Por qué te conviertes en el aire
que te clava su mirada,
su penetrante mirada,
sin ni siquiera tener una excusa?

Sí, eso buscaba yo.
Una estúpida excusa para decirte
que estoy cansada.
Cansada de dar vueltas en círculo.
Cansada de esta agonía
que no me deja respirar.
Cansada de tener que coger impulso
para comentar el día que llevo hoy,
o para hacerme la imbécil y decir que todo está bien.

No está bien. Nada está bien. Nada.

Mi vida se quiebra y no sé qué demonios hacer.
Sólo tengo fuerzas para soñar,
y ni siquiera sé muy bien cómo se consigue.

Hasta cuándo tendré las alas rotas,
hasta cuándo todo seguirá así.
Cuándo las lágrimas se despedirán de mí,
y no regresarán jamás.
Cuándo...

21 agosto, 2008

Despedida.


Aquí estoy, sentada en esta silla
que tantos recuerdos guarda
en su misterioso interior,
en el mismo punto de ayer.

El infierno ya se fue, por fin,
mas me deja su huella, su tristeza,
en lo más profundo de mi ser.
Las lágrimas salen de mis ojos,
inseguras, despacio...
No quieren que nadie las vea.

Maldita contradicción,
cuándo acabará este duelo,
cuándo las aguas respirarán tranquilas,
cuándo dejaré atrás
este viejo y cansado punto de partida.

23 junio, 2008

Ausencia de luz.


Delirio no es sino sinónimo de belleza,
un desahogo del océano desesperado,
un llanto del cielo buscando aliento.

Lágrimas que escupen las flores,
¿y todo para qué si la noche no se va?
Los rayos solares siguen en duelo.

Las olas chocan contra las rocas furiosas,
buscando respuesta a la ausencia
que antaño les dejaste.

07 abril, 2008

Caminos no encontrados.


En estos momentos me gustaría gritarme, a mí misma, lo mucho que necesito algo que me motive, que me ayude a salir adelante, que me haga sentirme, cuanto menos, estable entre tanto alboroto, entre tanto problema, entre tanta tempestad.

Dicen que, en teoría, ahora tendría que calmarse todo. Las aguas volver a lugar de origen, o a otro distinto, con tranquilidad, con calma..., pero con la seguridad de acertar. Y de que, en el supuesto caso de que no fuera bien, levantarse y seguir.

Qué más quisiera yo de poder ser así. Dicen que soy fuerte, pero no saben que, detrás de esa máscara (aunque sea sincera), yace una mente indecisa, sensible, insegura. Una mente solitaria que está desesperada por conseguir encontrar el camino. Su camino.

Me gustaría... Me gustaría hacer tantas cosas..., me gustaría que todo, o casi todo, fuese distinto a como lo es ahora. Me gustaría que mi vida floreciera, así como los árboles y las demás plantas en primavera. Espectáculo hermoso, lleno de color. Salida encontrada: vida estable.

Mas, ¿cuánto durará esta historia? ¿Hasta cuándo he de seguir soportando tempestades? ¿Hasta cuándo he de seguir así? Por más que lo intente, por más que luche, por más que consigo caminar, siempre se abre la puerta del dolor y la tristeza.

¡Marchaos y no volváis! Dejadme que los sueños regresen a mi vida. Dejadme que haga realidad el futuro que tanto ansío. Dejadme vivir.

31 marzo, 2008

Final.


Es así. Todo se acaba.
La vida se esfuma;
nadie se alarma... sería de cobardes.
Día y noche llora,
llora pues no sabe qué hacer,
ni por dónde ir, ni qué elegir.

La nieve va desapareciendo
lentamente... como los segundos
que nos animaron antaño
a jugar... Jugar con las flores;
correr por el parque, como los demás,
sonreír, hacer uso de nuestra ingenuidad,
de nuestra estúpida inocencia.

Tenían que decirnos ''¡qué bonitos sois!'',
era su obligación. La nuestra se cumplía.
Mas el tiempo pasa. Ya no hay páginas
que rellenar, ni pájaros que contar.
Las aguas del río quieren regresar a su cauce,
pero ¿dónde está el camino?

Cómo volver si no sabes por dónde ir,
cómo soñar si no tienes sueños.
Cómo volar como las aves, si no tienes alas.
Cómo vivir... si la soledad es tu única amiga.